Córdoba vibró este sábado con la energía inconfundible de Amaral en el festival Córdoba Live.
Con un recinto lleno y un público entregado, el dúo zaragozano convirtió su actuación en un viaje vibrante por su historia musical. Himnos como Sin ti no soy nada, Cómo hablar o Toda la noche en la calle convivieron con nuevas composiciones de su gira La Dolce Vita, un proyecto que va más allá de lo musical: es una declaración de intenciones, una mirada al presente con la sensibilidad y compromiso social que siempre les ha caracterizado.
La conexión entre Eva y el público fue inmediata. Su voz, rota de emoción en algunos momentos, y la puesta en escena sobria pero impactante, bastaron para llenar cada rincón del recinto. No hubo fuegos artificiales. No hicieron falta. La intensidad y la verdad bastaron para provocar una ovación tras otra.
Canciones como Libre, Ruido o Halconera resonaron con fuerza en una Córdoba que, lejos de quedarse en la nostalgia, abrazó el presente de Amaral con entusiasmo. Porque La Dolce Vita no es solo una gira: es un relato íntimo, político y profundamente humano.
Uno de los momentos más memorables llegó cuando las luces se apagaron y, en la penumbra, Eva interpretó Sin ti no soy nada solo con su guitarra. Miles de voces cantando al unísono, miles de luces encendidas. Un silencio final que dijo más que cualquier aplauso. “Magia”, escribió COPE. Y no les faltaba razón.
Amaral volvió a recordarnos por qué su música forma parte de la memoria colectiva de varias generaciones. Córdoba se rindió a su arte. Y ellos, lejos de vivir del pasado, demostraron que siguen escribiendo el presente con la misma pasión de siempre.