Con una mezcla de intensidad y emoción, SamuraÏ ofreció un espectáculo lleno de energía que atrapó al público barcelonés desde el primer acorde

Samuraï en la Sala Razzmatazz durante su concierto
Con su gira "Del Silencio al Ruido", Samuraï llego a Razzmatazz para consolidarse como una de las artistas de mayor proyección, y la cita resultó ser un verdadero sold out. Desde las primeras horas de la tarde, la cola para entrar a la sala se extendía por las calles de la Sala.
A las 21h en punto, la banda apareció sobre el escenario con la energía que caracteriza a sus conciertos, liderados por su vocalista Kaito, cuyo carisma y presencia en el escenario inmediatamente captaron la atención.
El setlist, cuidadosamente estructurado, estuvo lleno de momentos destacados, abarcando tanto sus éxitos más recientes como algunos clásicos de su repertorio.
La apertura fue a lo grande con "Cuando dolía el amor", uno de los temas más representativos del álbum "Del Silencio al Ruido". Desde ese primer tema, el público no dejó de moverse, algunos saltando y otros más pegados a la valla, entregados a cada acorde.
Uno de los momentos más destacados de la noche fue la interpretación de "La Tempestad", donde el sonido de la banda se intensificó hasta convertirse en una marea de distorsión y furia. La sala vibraba con cada golpe de batería, especialmente por la fuerza que imprimió el batería Taro, cuya precisión técnica y potencia fueron uno de los pilares del show.
A lo largo del concierto, Samurai fue alternando entre canciones más melódicas y momentos de auténtica tranquilidad. "Ecos del Olvido" y "Río de Sombras", temas más íntimos y tranquilos, mostraron una faceta más emocional de la banda. El público estaba completamente absorbido por la atmósfera que se creaba, como si el sonido de Samurai fuera una ola que los arrastraba a todos en su paso.
Antes de despedirse, Samurai dio un emotivo agradecimiento a la ciudad de Barcelona: "No sé si voy a volver a llenar Razzmatazz, muchas gracias por estar aquí, os quiero". El concierto concluyó con "Bachata prohibida". Razzmatazz se vació lentamente, pero el eco de la noche perduró en el aire: Samurai había dejado su huella en Barcelona, y su paso por la ciudad fue un recordatorio claro de que su estrella sigue en ascenso.
Con "Del Silencio al Ruido", Samuraï mostró su capacidad para reinventarse, explorando nuevas sonoridades sin perder su esencia. Barcelona fue testigo de una noche de rock en su máxima expresión, y los asistentes, sin duda, se fueron con la sensación de haber presenciado algo único.